Acabo de leer un rotativo en la prensa económica que tacha de «nuevas víctimas» del ladrillo a la sra. Birulés y al sr. Bardají ya que dejan Renta Corporación por los desastrosos resultados obtenidos.
No puedo dejar de escribir, con todos mis respetos a éstas personas, que las verdaderas víctimas del ladrillo son todos los que estan intentando salir adelante pagando su hipoteca, son todos los que estan viendo peligrar la entrega de su casa, al menos en el corto plazo, son todos los puestos de trabajo directos e indirectos ( Pymes, trabajadores en general) que formaban parte del otrora éxito de éstas empresas, y no dos ejecutivos posiblemente muy bien finiquitados que se van cuando el barco se hunde…. en fin, que no me parece seria dicha afirmación. Aunque quisiera hacer una aclaración, ya que Renta Corporación tiene un negocio inmobiliario peculiar, ya que sus ingresos se centran en la rehabilitación residencial para luego vender a los propios inquilinos, a fondos de inversión… es decir, que es un negocio menos cíclico que el propiamente inmobiliario, con lo que las subidas de tipos en teoría, tienen que afectarle menos. El tema no vá, ni mucho menos, en contra de RC en absoluto, es más bien un ejercicio de sensibilidad social.
Es práctica habitual que nombres de relevancia política y social entren en los Consejos de Administración de muchas empresas sin tener especial vinculación profesional con el negocio de las mismas, con el fin de publicitar positivamente la compañía. No cabe duda de que tiene su efecto positivo . Pero la experiencia, siempre se impone y muchos de éstos cargos «políticos» tienen que dejar paso a los gestores expertos en el tema.
La situación económica en la que nos vemos inmersos ya és lo suficientemente complicada y hay muchas personas con uno de los proyectos de su economía familiar más importante, como es la compra de su vivienda, que de momento, se ha paralizado, o que en la vorágine de lo sucedido, no sabe, no contesta.
Creo que los gestores inmobiliarios con dificultades deberían dar todo tipo de explicaciones a sus clientes, y que la transparencia informativa sea más efectiva ya que si no es así, la especulación corre a raudales, y al final es un arma de doble filo.
Cuando empecé en éste negocio…( mejor no digo hace cuantos años) uno de mis «maestros», el sr.D.Emilio Hernández Vizuete, me aconsejó dar siempre la cara, mirar de frente y llamar al cliente «aunque lo hayas hecho mal, y explícale tu fallo y tu solución».
Muy útil aunque llevarlo a la práctica cuesta bastante. En fín, que hoy solo quiero hacer éste pequeño comentario para solidarizarme con los realmente «víctimas» del ladrillo y desear profundamente que dejen de serlo lo antes posible.
Muy bien tu blog Ana, la vedad que he seguido tus post desde hace unos días y me gusta tu manera de «presentar» los temas y el modo en que lo explicas, ya lo tengo como uno de mis favoritos.
Respecto a este post en concreto, creo que ha quedado claro quienes son las víctimas.