El propio sistema financiero, ahoga y estrangula a la economía real porque no se «fía» de él mismo. Es el colmo de la paradoja. La quiebra del sistema, impulsado por la creencia del beneficio infinito, pone de manifiesto la indefensión del ahorrador o del inversionista, quien desconfía in extremis de toda señal de auxilio al sistema por parte de las autoridades económicas, quien en EEUU primero y en Europa después, salen un día sí y otro también con medidas de choque, de todas formas y colores. Y éso no basta. Llegan tarde. Solo hace una semana que esperábamos en Europa la bajada de tipos de interés…y el sr.Trichet no daba su brazo a torcer, con el consenso del consejo europeo, aunque «abriendo» la esperanza de posibles rebajas futuras…..y tan futuras…más bien tempranas diría yo, después de que ayer rebajaran los tipos conjuntamente con EEUU y casi si me apuran Japón, que, aunque no puede, lo aplaude. Estoy de acuerdo en que la rebaja de tipos por sí sola no es la solución al problema, pero en los momentos actuales una rebaja de 0,50 p.b.hubiera dado cierta confianza al mercado en general. Si, digo «confianza», que es la clave social para que ésto se vaya enderezando.
Si después de su empecinamiento, sólo una semana más tarde, tiene a la fuerza, que rebajar lo que no rebajó…¿no es lógico que cualquier medida adicional se tome con cierto hastío por la sociedad inversora en general?…yo creo que éso es en parte lo que está pasando : que ya no surte efecto nada y que el mercado es más economía real que financiera y que una parte «castiga» a la otra de manera que ya no hay punto de retorno.
Ya no valen los análisis más que desde un punto de vista del sentido común. La sociedad actual se rebela contra el sistema especulativo que produjo cierto beneficio social, pero que a la vez se ha convertido en el pernicioso ejercicio de poder económico con el que los «economistas metidos a ingenieros» dieron alas a una banca de inversión con demasiada avaricia en el corto plazo. Es la propia sociedad del conocimiento quien debe acabar con los excesos, y demandar que cualquier medida tomada sea bien informada.
El tejido industrial de cualquier país es el motor de crecimiento natural. Hay que ponerlo en marcha y dar ayudas a que las empresas no se paren. Que todas las inyecciones de liquidez que se dan a la banca en general, sean canalizadas para quien no debe en ningún momento parar, que son las empresas. Por eso creo que todos debemos ser exigentes en la transparencia de las medidas que se adoptan.
Hoy leía que los promotores de viviendas prefieren «regalar sus viviendas a los bancos antes que dejar que bajen el precio un 30%»…..desafortunada intervención, a mi juicio, en la situación actual. Los promotores se beneficiaron de unos tipos de interés inusualmente bajos, dados por los bancos, que no trasladaron precisamente a los altísimos precios que ponían a sus viviendas acabadas, se beneficiaron de la burbuja especulativa inmobiliaria alimentando la idea de que la vivienda no es solo para que viva la familia, sino para que la familia especule….y ahora se atreven a decir por medio de su portavoz, que prefieren regalar la vivienda al banco….. empresarios así, mejor lejos que cerca.
Bajen los precios, porque los precios eran irreales, ayudados por sus empresas de tasación, y no vengan con el cuento del coste de la materia prima. Ganen lo justo, y no lo astronómico, y dejen que el resto del mercado actúe. El eje central de la economía real debe ser el progreso social unido al progreso tecnológico y económico, pero no disociando éstos conceptos. Estamos ante un cambio de modelo social y económico y ante una crisis perversa que ataca directamente al ciudadano a través de las temibles cifras de empleo.
Hay que arrimar el hombro y dejarse de bravuconadas, señores promotores.
es lapura verdad. la agradezco.