Hoy es Nochebuena. Un día esencialmente familiar donde casi todo debería invitar a la reflexión. La Navidad debería ser un tiempo de paz, de reflexión y de esperanza. Son fechas donde las ausencias se hacen más notables y donde la tristeza bien por el recuerdo ,bien por las circunstancias, aflora con más frecuencia de lo habitual.
Deberia ser lo contrario, deberiamos celebrar que Alguien hace 2008 años dió la vida por nosotros y mantuvo la esperanza para muchos de sus seguidores a lo largo de generaciones. Pero me temo que esta visión de la Navidad no es la más popular.Proclamarse cristiano no es progresista, enseguida sale el pragmatismo que tiñe todo de una realidad que a veces nos deja ciegos.
La Navidad debería ser esa luz que alivia la visión del día a día, y que nos deja ver que hay otro mundo mucho mas enriquecido que el derivado de las finanzas. La Navidad es cuando te das cuenta de que hay muchas cosas que puedes hacer por los demás, cuando te das cuenta de que la verdadera riqueza no se encuentra en los mercados bursátiles, sino dentro del corazón. Esa riqueza intangible no tiene fundamentales, ni análisis técnico. Es un potencial tan grande que no puede ser evaluado más que con una dosis enorme de perdón y de esperanza. Ayer nos enterábamos de que la «justicia» humana ha dejado la desolación por lo injusto de su veredicto, a una familia que sólo busca el consuelo ante la desesperación de lo inhumano, hoy la violencia familiar de una nueva víctima de la sinrazón. Ayer y antesdeayer de la codicia de los poderosos, de la avaricia de las instituciones y de la desdicha de quienes directa e indirectamente sufren las consecuencias. Demasiado largo el túnel y demasiado oscuro para iluminarlo , sólo el espíritu de la Navidad puede traer la esperanza de que seamos capaces de iluminar al mundo de sus miserias con el deseo profundo, desde el corazón, de hacer el bien.
Feliz NAVIDAD a todos.