Ayer, un torero mexicano ( ya ex-torero), salió disparado hacia los burladeros tirándose de cabeza y saliendo de ésta guisa del ruedo de la plaza, con una cara de miedo profundo ante los cuernazos del toro que le tocaba lidiar.
Después, tuvo la valentía de reconocerlo, se cortó la coleta y se fué ante el inexplicable abucheo general. A mi no me gustan los toros, con lo cual no entiendo que lo tachen de falta de valentía, él mismo dijo que «no tenía huevos para ser torero» y creo que hace falta tenerlos para reconocerlo públicamente. Pero en fín, consideraciones aparte que no vienen al caso, lo que vengo a confesarles es que la mente me jugó una mala pasada y yo al que veía correr como un desesperao y tirarse de cabeza al callejón, es a nuestro Presidente del Gobierno.
El «morlaco» que tiene que lidiar nuestro ínclito Presidente dá miedo de verdad. Negro como la boca de un lobo de raza y grande como un elefante. El problema se agudiza no por el toro que ya es , sino porque para lidiarlo nuestro Gobierno pretende «engañarlo» con diferentes disfraces de invisible que no son nada creíbles, sin hacer caso a los que le proponen un cambio radical de actitud y de aptitud ( ésto último, mas difícil) y coger al toro por los cuernos con reformas laborales creíbles, con reformas energéticas eficientes y con acopio de valentía para demostrar que no se vá a tirar de cabeza al callejón….
Aunque para bien de todos, ya le valdría imitar al ex-torero y cortarse la coleta.